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martes, 18 de junio de 2013

Dear angel.

Se debatía entre la luz y la oscuridad. Unos días parecía más cercana a la acogedora y esperanzadora luz, otros, en cambio, a la más fría oscuridad.
De vez en cuando oía voces a su alrededor que le eran familiares, pero que su vacía memora no lograba reconocer.
Hasta que un día, una cálida mano le rozó la mejilla. No logró ver su rostro, pero sí escuchó su hermosa y tranquilizadora voz:
-Abre los ojos, no te toca aún. Cuando de verdad llegue el día, estaré a tu lado y te guiaré. Hasta entonces, vive.
En calma, pudo finalmente hacerle caso. Se encontraba en la cama de un hospital. Su madre lloraba a su lado. Resulta que había logrado despertar de un coma en el que había estado cuatro meses.
Jamás olvidó la cálida caricia de su ángel de la guarda.