Me quedé sentada en un banco, dejando que mi pelo
y mi ropa se mojaran por completo. Mis pequeños ojos parpadearon
tratando de esquivar las gotas que caían. Después viniste, acariciaste
mi cara y me pediste que me levantara para que bailáramos sobre el
fangoso suelo. La lluvia empezó a caer más rápido, pero nuestro baile
siguió y fue cada vez más lento.
-“¡Te quiero!-gritaste.
Recuerdo que sonreí al oír aquello y que nos besamos.
Sin embargo, ahora me has dejado sola en este parque.
El sol sale por fin; su luz acaricia mis mejillas y seca el último de mis tristes recuerdos sobre ti.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¿Qué opinas? Se admiten críticas constructivas ;)